lunes, 9 de marzo de 2009

Este ruido me está matando

El ruido en la oficina puede llegar a ser insoportable y causar estrés
Un menor nivel de sonidos aumenta la concentración en un 50%
Hay que buscar fórmulas para aislarnos del ruido
PAULA ARENAS

No hace falta trabajar en una fábrica o en una obra con excavadoras y grúas para que el ruido nos afecte. En la oficina, el ruido también está presente y de hecho puede llegar a resultar insoportable, además de causar estrés.

Cuando una persona intenta concentrarse una y otra vez, un día tras otro, y las conversaciones a su alrededor nunca cesan, los teléfonos, fijos y móviles -con sus diversas modalidades de timbres, canciones y pitidos-, no dejan de sonar, los compañeros lo interrumpen... entonces esa persona empieza a desesperarse.

Es cierto que cada uno tiene una tolerancia diferente al ruido, pero en lo que no hay duda, los estudios así lo prueban, es que el ruido afecta a la concentración: con un nivel de ruido sólo conversacional perdemos un 20% de capacidad para concentrarnos. Un estudio de la sociedad americana Asid destaca que un menor nivel de sonidos aumenta la concentración en un 50%.

¿Cómo aislarnos?
Es complicado pedir silencio al menos durante un rato o que no nos interrumpan si ven que estamos concentrados -no se trata de imponer silencio durante ocho horas seguidas-. Tampoco podemos exigir que apaguen los teléfonos o que no haya gritos o carcajadas -en todos los trabajos los hay-, pero sí podemos buscar alguna forma de aislarnos.

La primera medida es intentar mejorar el lugar en el que nos sentamos, y si es posible, cambiarnos a una mesa donde el ruido sea menor. Si no es factible, entonces podemos recurrir a los auriculares. La música clásica es la opción idónea, y los cascos, en lugar de ser pequeños, deberían cubrir el máximo de superficie.

El problema es que no es recomendable abusar de su uso -no debemos estar muchas horas seguidas con ellos puestos-, pero al menos durante un tiempo nos mantendrá aislados y lograremos concentrarnos. Después, una vez realizada la tarea que exigía nuestra concentración, nos los quitaremos y, mientras revisamos lo realizado, las interrupciones y el ruido de fondo nos molestarán menos.
Es importante no excederse en el volumen, a veces tratando de paliar el ruido lo subimos más de la cuenta y acabamos con la música a tope. Se trata de que no nos distraigan las conversaciones, y para ello con un volumen medio bastará, aunque oigamos cierto ruido de fondo, pero ya sólo es un runrún del que no distinguimos palabras y por tanto no nos perturbará tanto.

El hecho de estar con los cascos puestos también disuadirá a muchos compañeros cuando vengan a interrumpirnos por cualquier nadería. Es una buena señal de prohibido.

Las interrupciones
Puede que no nos moleste el ruido de fondo, pero a cualquiera le desconcentran las interrupciones sistemáticas. Es difícil pedir que no nos molesten permanentemente, pero cuando el asunto pone en juego nuestros nervios impidiéndonos rendir, hay que actuar. La manera de pedirlo ha de pasar por la educación, las buenas maneras y la explicación del problema.

Es mejor atajar estas situaciones pronto. Si esperamos mucho, nuestra desesperación nos llevará a pedirlo mal y causar el enfado que en todo caso hemos de evitar: una oficina sin ruido, pero con mal ambiente no es la solución. Es difícil pedir a los compañeros que se callen o que no nos interrumpan si nos ven concentrados.

Cuidado con los tapones

Los tapones para los oídos no son, como muchas veces pensamos, la mejor opción para aislarnos del ruido. En primer lugar porque el aislamiento del ruido es bastante poco eficaz y en segundo término porque un mal empleo de los tapones puede provocarnos alguna infección.

Si se queda algún trozo dentro del oído o si se usa un tapón sucio es posible que suframos una infección. En ningún caso utilizaremos algodón en rama como tapones.

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