martes, 16 de septiembre de 2008

Más de 100 decibelios fuera del circuito

Valencia, 25/08/08
El puente de Astilleros y la plaza de la Armada tienen los registros más altos (106,3) durante el GP
Carolina Pastor

El vibrar de los veinte monoplaza desafiando las agujas del reloj fue el mejor testigo del pistoletazo de salida de los bólidos participantes en la carrera del Gran Premio. El rugido de los motores corriendo a velocidad de vértigo se hizo sentir ayer especialmente en las inmediaciones al circuito.

Levante-EMV continuó, al igual que en jornadas anteriores, realizando mediciones con un sonómetro, en este caso durante las carreras, para captar cuáles fueron los valores acústicos que pudieron llegar a registrarse en distintos puntos de la ciudad.

Puntos clave

El puente de Astilleros del barrio de Natzaret fue el punto en el que más decibelios se registraron. En éste lugar, situado junto a una de las curvas del trazado del circuito urbano, se llegaron a alcanzar los 106,3 decibelios, cifra que contrasta notablemente con los 62,7 y 97,4 decibelios registrados el pasado jueves y viernes respectivamente.

La plaza de la Armada Española también fue uno de los lugares externos al circuito en los que el ruido se hizo notar más intensamente llegando a alcanzar los 106,3 decibelios, cuando en una jornada normal el nivel registrado fue de 65,8 decibelios aproximadamente.

Asimismo, enfrente del hospital de la Malva-rosa se percibió un incremento de 21 decibelios con respecto a las pruebas del jueves y el viernes. Por otro lado, en el Campus universitario de los Naranjos, otro de los enclaves situados cerca del área del marítimo, la subida fue de 10 y 4,8 decibelios con respecto al jueves y viernes. Conforme se alejaba del área de las carreras el nivel sonoro retomaba sus niveles normales, comunes a cualquier domingo en la ciudad. En algunos puntos incluso las mediciones presentaban valores inferiores a los días anteriores debido a la tranquilidad propia de un fin de semana del mes de agosto en el centro de Valencia. Así en la plaza del Ayuntamiento se pasó de 78,4 decibelios recogidos el viernes a 67,5. Lo mismo ocurrió en el puente de la Peineta, en el que los valores pasaron de 84,5 a 78,2 decibelios. Estos dos puntos presentan mayor movimiento de tráfico y peatones entre semana.

En el resto de emplazamientos la contaminación acústica presentó variaciones máximas de apenas 6,1 decibelios, como fue el caso del puente de Aragón, en el que se pasó de 68,1 decibelios registrados el viernes a 74,2. En la plaza de la Legión Española se captaron valores habituales de entre 73,2 y 76,4 decibelios como resultado de todas las mediciones.

Como se puede deducir partiendo de los resultados de las mediciones sonoras, el umbral del dolor, que comienza a partir de los 80-85 decibelios, se superó no únicamente en el interior del circuito de Fórmula 1, sino que aquellos que no pudieron presenciar el Gran Premio desde las gradas y trataron de captar algo a través de las vallas, también sufrieron sus efectos nocivos. Los vecinos de las zonas colindantes a la carrera fueron los más perjudicados por los ruidos.

Ruido en las "mascletaes"

La celebración del Gran Premio de F1 no es el único acontecimiento que hace temblar las calles de Valencia. La ciudad se encuentra tradicionalmente entre las ciudades más ruidosas de España y sus famosas "mascletaes" no hacen más que contribuir a incrementar la cantidad de decibelios.

Lo que para muchos resulta un estallido insoportable, para los amantes de la pólvora no es más que la apoteosis de una buena "mascletà". El espectáculo pirotécnico en su tramo final produce el llamado "efecto trueno",que llega a producir una ensordecedora explosión de ruido capaz de superar los 120 decibelios.

A la dureza sonora del espectáculo también colabora la particularidad del emplazamiento en el que tiene lugar la "mascletà". En Valencia, la plaza del Ayuntamiento presenta una especial sonoridad, al tratarse de un espacio relativamente cerrado el estruendo derivado de la explosión de la traca resuena con más fuerza.La diferencia radica en que una "mascletà" dura entre cinco y diez minutos, mientras que la exposición al ruido en una carrera puede prolongarse durante dos horas.

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