El Virgen de las Nieves ha entregado sus VII Premios a iniciativas medioambientales inventadas por los trabajadores para hacer un hospital sostenible · El primer premio ha sido para un detector de ruido S. V. / GrANADA | Actualizado 24.01.2010 - 01:00
El Hospital Virgen de las Nieves sigue con su propósito de convertirse en un 'hospital verde', respetuoso con el medio ambiente. Entre sus iniciativas está el concurso de ideas ambientales con aplicación al puesto de trabajo, que alcanza ya su séptima edición y que ha premiado tres ideas para reducir la contaminación -de cualquier tipo- en el hospital. Lo bueno es que estas ideas no se quedan en un premio simbólico sino que se aplican en el centro.
El primer premio ha sido para un invento que tiene como objetivo reducir la contaminación acústica de los centros hospitalarios. "El hospital había hecho un estudio del impacto del sonido en el centro y encargó una campaña de concienciación con cartelería que no era suficiente. Nosotros, tras estudiar las consecuencias del ruido en pacientes, niños y trabajadores, hemos inventado un dispositivo electrónico que permite avisar del exceso de decibelios en las zonas en las que está instalado", explica uno de sus inventores, José María Cotarelo.
El detector tiene el diseño de los carteles habituales del hospital que indican 'Por favor, guarden silencio' pero la novedad es que se les ha introducido luz de forma que cuando el volumen del espacio es aceptable se ilumina de verde y cuando se superan los decibelios permitidos se encienden las luces rojas. Así, se puede programar con un límite distinto de decibelios en función de la zona o unidad donde se instale.
"Además, estamos estudiando la incorporación de dos innovaciones. Añadirle un sintetizador de voz que cada varias activaciones de la luz roja de superación de decibelios emita un sonido de silencio y conectarlo vía wifi para adquirir la estadística del sonido en el hospital", matiza otro ideólogo del sensor, Manuel Mármol.
Está demostrado que la exposición a niveles de ruido intensos tiene efectos fisiológicos y psicológicos (sobre el sueño, la conducta, la memoria, la atención, el embarazo) sobre las personas. A partir de 60 decibelios ya pueden existir enfermedades asociadas al estímulo sonoro y entre los 95 y los 105 decibelios pueden producirse afecciones en el riego cerebral, aumento de la presión arterial y alteraciones del sistema nervioso central, entre otros.
Y en un hospital, el silencio es básico pero a la vez difícil de conseguir. En las zonas comunes como salas de espera, pasillos o zona de ascensores la acumulación de personas eleva los niveles de ruido a límites nocivos. En las habitaciones, también suele haber ruido elevado por las numerosas visitas y personal que pasa por la misma durante el día. Y en estas zonas, las de encamación, al igual que otras como quirófanos o UCI, el silencio contribuye a la tranquilidad y recuperación del paciente.
En el caso de los niños, también es importante mantener el silencio como en las UCI pediátricas o Neonatología.
La intención es incorporar estos dispositivos luminosos en cada zona del hospital para que los usuarios, visitantes y trabajadores sean conscientes del nivel de ruido que generan y cumplan las indicaciones del hospital de bajar el volumen de las conversaciones.
Reduciendo el ruido disminuye la contaminación acústica del edificio.
Y estas medidas tienen su repercusión económica. Según la Comisión de la Unión Europea, las pérdidas económicas anuales en la Unión Europea inducidas por el ruido ambiental se sitúan entre los 13.000 y los 38.000 millones de euros.
El primer premio ha sido para un invento que tiene como objetivo reducir la contaminación acústica de los centros hospitalarios. "El hospital había hecho un estudio del impacto del sonido en el centro y encargó una campaña de concienciación con cartelería que no era suficiente. Nosotros, tras estudiar las consecuencias del ruido en pacientes, niños y trabajadores, hemos inventado un dispositivo electrónico que permite avisar del exceso de decibelios en las zonas en las que está instalado", explica uno de sus inventores, José María Cotarelo.
El detector tiene el diseño de los carteles habituales del hospital que indican 'Por favor, guarden silencio' pero la novedad es que se les ha introducido luz de forma que cuando el volumen del espacio es aceptable se ilumina de verde y cuando se superan los decibelios permitidos se encienden las luces rojas. Así, se puede programar con un límite distinto de decibelios en función de la zona o unidad donde se instale.
"Además, estamos estudiando la incorporación de dos innovaciones. Añadirle un sintetizador de voz que cada varias activaciones de la luz roja de superación de decibelios emita un sonido de silencio y conectarlo vía wifi para adquirir la estadística del sonido en el hospital", matiza otro ideólogo del sensor, Manuel Mármol.
Está demostrado que la exposición a niveles de ruido intensos tiene efectos fisiológicos y psicológicos (sobre el sueño, la conducta, la memoria, la atención, el embarazo) sobre las personas. A partir de 60 decibelios ya pueden existir enfermedades asociadas al estímulo sonoro y entre los 95 y los 105 decibelios pueden producirse afecciones en el riego cerebral, aumento de la presión arterial y alteraciones del sistema nervioso central, entre otros.
Y en un hospital, el silencio es básico pero a la vez difícil de conseguir. En las zonas comunes como salas de espera, pasillos o zona de ascensores la acumulación de personas eleva los niveles de ruido a límites nocivos. En las habitaciones, también suele haber ruido elevado por las numerosas visitas y personal que pasa por la misma durante el día. Y en estas zonas, las de encamación, al igual que otras como quirófanos o UCI, el silencio contribuye a la tranquilidad y recuperación del paciente.
En el caso de los niños, también es importante mantener el silencio como en las UCI pediátricas o Neonatología.
La intención es incorporar estos dispositivos luminosos en cada zona del hospital para que los usuarios, visitantes y trabajadores sean conscientes del nivel de ruido que generan y cumplan las indicaciones del hospital de bajar el volumen de las conversaciones.
Reduciendo el ruido disminuye la contaminación acústica del edificio.
Y estas medidas tienen su repercusión económica. Según la Comisión de la Unión Europea, las pérdidas económicas anuales en la Unión Europea inducidas por el ruido ambiental se sitúan entre los 13.000 y los 38.000 millones de euros.
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