Todos los materiales tienen una frecuencia propia o natural de vibración. Todos hemos visto romper una copa de cristal solamente con el sonido de la nota aguda de un cantante. Cuando coincide la frecuencia de la fuente emisora con la propia del material, éste se mueve.
El cuerpo humano puede moverse, aunque no queramos, porque las diferentes partes de nuestro cuerpo tienen frecuencias de resonancia, lo que quiere decir que un sonido puede provocarnos vibraciones. Son a bajas frecuencias entre 4 a 90 Hz y la mayoría son audibles ya que nuestro umbral de audición inferior es a 20 Hz. Hoy os presentamos este gráfico donde podemos observar las frecuencias de resonancia propias del cuerpo humano.
Si algún día este gráfico cae en manos del propietario de una discoteca, podría montar un generador de frecuencias para hacer que toda la discoteca bailara. Sin duda seria un éxito hacer bailar a todos los hombres de la sala, aunque seria un baile un poco epiléptico y más cercano al Breakdance que al Reggaeton.
No hay comentarios:
Publicar un comentario